Buenas viajeros,
Hoy os traigo una entrada de uno de los lugares más mágicos que he visto en el mundo; el Parque Nacional Anja en Madagascar.
Sostenibilidad en el Parque Nacional Anja
Uno de los grandes problemas que sufre Madagascar en su alto índice de deforestación. Una cifra tan alta como el 90% nos hace pensar en un territorio sin árboles prácticamente, y sí, así es el paisaje de esta gran isla. La gran explotación maderera, la ganadería, el cultivo de arroz y otras prácticas, han dejado un paisaje que nada tiene que ver con la imagen soñada de Madagascar.
Un gran ejemplo de iniciativa privada de sostenibilidad lo encontramos en la Reserva de Anja, promovida por un vecino de esta misma población en el año 1995. Poco a poco fue convenciendo a sus vecinos de recuperar el bosque que tenían y proteger a los lémures de cola anillada y así, con los años, convertir este lugar en una visita casi obligada e imprescindible. La gestión y organización es muy clara, los mayores se dedican a las tareas sencillas y los jóvenes a trabajar como guías y seguir formándose.
Qué ver en el Parque Anja
En la visita tienes casi asegurado ver a familias de lémures de cola anillada ya que hay una población de más de 400 ejemplares en una zona muy delimitada de 4 hectáreas. Es un paseo muy agradable donde también se pueden ver camaleones, variedad de pájaros, como los halcones que, junto con las fosas y las boas, son los depredadores naturales de los lémures.
La entrada al Parque Nacional Anja en Madagascar cuesta 10.000 Ar por persona y después tienes que pagar por el guía según la ruta que quieras hacer. Puedes elegir ruta, dependiendo del tiempo que dispongas para visitarlo.
En esta reserva también se pueden ver cuevas y tumbas y una gran variedad de árboles y plantas que sirven de alimento de los lémures. El guía nos fue explicando el comportamiento de estos simpáticos animales, sus diferentes sonidos (más de cinco identificados: me voy a dormir, me voy a mover, voy a comer, dónde estáis, alerta,… entre otros) y sus hábitos de alimentación y dieta. Todo esto mientras otro guía hacía de avanzadilla para indicarnos donde estaban las diferentes familias.
El paisaje de este parque me pareció absolutamente idílico, de lo que más me gustó de Madagascar. De hecho fue emocionante contemplar estos estanques de nenúfares y lémures trasteando por la zona. Realmente impresionante.
Caminata por el Parque Anja
Hay 5 circuitos posibles, cada uno con un precio diferente. Cuanta más gente vayáis en grupo más barato te saldrá el recorrido.
La ruta que se puede hacer es muy sencilla y se puede ver un pequeño lago e incluso unas tumbas sagradas. De todas las opciones, nosotros hicimos el circuito mediano, (Moyene Bucle) el cual empieza por una zona de bosque frondoso lleno de lémures.
Uno de los momentos más bonitos es al subir hacia el mirador formado por unos grandes bloques de piedra granítica que ofrecen al visitante una increíble vista de los alrededores de la zona. Esta es la única parte en la que se pasa más calor, ya que no hay sombra. Continua bajando rodeando las zonas sagradas y las cuevas donde duermen los lémures y por zonas que fueron usadas por la etnia Betsileo para esconderse de los ataques de pueblos vecinos.
Tardamos unas 2 horas en hacer este recorrido por Anja. Muy recomendable
Nos despedimos del Parque Anja, enamoradas de este lugar tan especial.
De camino al Parque Isalo
Partimos hacia el Parque joya de Madagascar, el Parque de Isalo. En cuestión de una hora desde la salida del Parque Anja el paisaje cambió totalmente, del verde de las praderas al amarillo de la sabana, poblada por cebús, El cebú, es una subespecie de bovino doméstico originaria de Asia. En el pasado se discutió bastante la identidad de este animal, llegando a ser considerado una especie independiente, así como su origen. La carne del cebú es la que más se come y por cierto, está deliciosa.
Símbolo de sabiduría, con sus grandes cuernos y su joroba, el cebú es una parte esencial del paisaje de Madagascar. Según la leyenda, lo ideal sería que hubiera tantos omby (nombre malgache del cebú) como gente en la isla.
El arroz es un cereal muy importante en Madagascar. Sin cebús no habría arroz, o se cosecharía con muchísimo trabajo. Y es que los cebús se utilizan para «pisotear» el campo antes de trasplantar el arroz. Cuando la tierra está bien húmeda, el agricultor hace pasar un par de veces a los cebús por el campo para ablandar y preparar el terreno para los brotes de arroz.
También nos explicaron que los cebúes sirven como dote familiar para poder casarse. La familias ahorran para poder ofrecer un buen regalo a la pareja y en la ceremonia es típico el sacrificio de algún cebú para después degustarlo en la celebración.
Otra de las tradiciones que tienen es la quema de campos para poder ofrecer pastos a los cebúes, por lo que es una práctica actualmente ilegal pero se producen incesantemente por todo el país.
Como dato, algo que nos sorprendió es que dicen que en Madagascar hay más cebúes que personas viviendo en él. Puede ser 🙂
Se hace de noche, la luna luce en todo su esplender y nosotras llegamos a un lugar alucinante, el Parque Natural del Desierto del Isalo, la joya de los parques de Madagascar. Os lo cuento en los siguientes posts.
Espero que os haya gustado esta entrada del Parque Nacional Anja en Madagascar.Si queréis leer más acerca del viaje a Madagascar, podéis pinchar aquí y así acceder a todas las entradas del viaje.
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