Buenas viajeros,
He elaborado una completísima guía de viaje a Etiopía que espero lo encontréis muy interesante y de ayuda. Etiopía es un país tan apasionante y desconocido como lo es el continente Mama Africa.
Introducción
Africa, ese continente enorme y lleno de belleza por sus montañas, sus desiertos, sus gentes. Llevaba años queriendo ir a este país y dando la matraca a mi amiga y compi de viaje. Creo que Etiopía fue sin darnos cuenta la razón escondida por la que empezamos a viajar a Africa en 2015 y el destino nos llevó a Madagascar, país que me maravilló y donde encontramos gente estupenda como los Betsileos y Meriss. En 2016 a Sudáfrica, donde alucinamos con Ciudad del Cabo y el safari del Kruguer, en 2017 al desierto increíble en Namibia y la espectacular costa de los esqueletos. Podéis leer acerca de todos estos países y alguno más pinchando Aquí.
Pues por fin, nos fuimos a Lalibela, Addis Abeba y al Valle del Omo. Visitamos la insólita depresión del Danakil aunque no veremos las míticas Fuentes del Nilo Azul, la tierra del Preste Juan, el legendario y esquivo rey cristiano que creó un reino donde estaba la fuente de la eterna juventud. Esta es también la tierra de la reina de Saba, de la que supuestamente descendían todos los emperadores etíopes hasta Haile Selassie.
En Etiopía vimos culturas y pueblos que viven todavía en la prehistoria, al sur, en el Valle de Omo pero también hay castillos de estilo europeo como Gondar y monasterios excavados en roca a los que sólo se llega escalando verticales paredes e incluso un templo donde se guarda, cuenta la leyenda, el histórico Arca de la Alianza… Sí, el Arca Perdida de Indiana Jones.
Visado
En una guía de viaje a Etiopía, hay que hablar de los visados: todos los visitantes, excepto los kenianos y yibutianos, necesitamos un visado para entrar a Etiopía. Visados hay de varios tipos: visado de turismo, visado para cooperantes y visado profesional. En este caso, nos centraremos en el visado de turismo, ya que es el que se necesita en nuestros viajes.
El visado se tramita directamente a la llegada al aeropuerto de Bole, en Addis Abeba, la capital de Etiopía y para ello es necesario tener el pasaporte en regla con una vigencia mínima de 6 meses y pagar la tasa correspondiente. Desde junio de 2017 también es posible obtener el visado vía online, a través de la web https://www.evisa.gov.et El visado online (e-Visa) sólo te permite entrar a Etiopía a través del aeropuerto internacional de Addis Abeba con una única entrada. Esto es lo que hicimos nosotros (la gestión de la visa y pago vía online) y nos ahorramos una cola enorme para pasar por Inmigración.
Vacunas
Etiopía es un destino de alto riesgo en lo que a condiciones sanitarias se refiere. No obstante, no hay ninguna vacuna que sea obligatoria (a excepción de la vacuna contra la fiebre amarilla en caso de que se proceda de una país con riesgo de transmisión de dicha fiebre).
Pero las autoridades sanitarias, a la hora de realizar un viaje a Etiopía además de la vacuna contra la fiebre amarilla (si viajas al sur del país) también recomiendan las vacunas contra la fiebre tifoidea y la hepatitis A y en caso de grupos de riesgo, también contra la meningitis meningocócica (sobretodo si se viaja al país de diciembre a junio), rabia, cólera y poliomielitis. Si coges cualquier guía de viaje a Etiopía actualizada, te indicarán las vacunas que debes ponerte.
También se recomienda profilaxis contra la malaria en todas las áreas por debajo de los 2.500 metros, excepto en la ciudad de Addis Abeba. Por otro lado, al viajar a Etiopía es recomendable llevar el calendario de vacunaciones actualizado.
¿Viajar por tu cuenta o con agencia?
En nuestro caso, éramos un grupo de 6 pax y teníamos la suerte de conocer un buen guía etíope que había trabajado haciendo la ruta del Danakil y el Tigray para unos amigos. Nos pusimos en contacto con él y nos armó un viaje estupendo, tal y como lo queríamos a un precio mucho mejor que lo que se paga a agencias de viaje en españa, que tienen que pagar a muchos intermediarios a su vez . Fue un gran acierto, en especial porque fuimos al Danakil y nos organizó y resolvió el papeleo existente.
Una buena guía de viaje a Etiopía propociona datos muy útiles de agencias de viaje locales. Por eso os dejo los datos de la agencia Mother Land Ethiopia Tours. Haftu es el guía etíope y cuenta con mucha experiencia en turismo de Etiopía. Realmente os lo recomiendo, aunque sólo habla inglés pero es 100% recomendable y de fiar.
Itinerario
Etiopía es un país mayoritariamente cristiano y el único en África que escapó al colonialismo europeo y conserva parte de su identidad cultural. Aquí nació Lucy, una de nuestras antecesoras más célebres, el original reino de Aksum y una singularidad religiosa única en África: a la implantación del cristianismo se une el rico abanico étnico de los pueblos surma, afar, mursi, karo, hamer, nuer y añuak, que conservan sus tradiciones prácticamente intactas.
Estuvimos de viaje 16 días. Contamos con una agencia en destino que nos llevaron a los sitios que les hemos indicado y nos han hecho el viaje a la medida; Mother Land Ethiopia Tours.
Empezamos el Viaje por la capital Adis Abeba para volar al sur, al Valle del Omo y explorar esta zona fronteriza con Kenia (Konso y Arba Minch en el mapa) . El valle del Omo es uno de los lugares más importantes de la región por su peculiar biodiversidad y por ser el lugar donde habitan las etnias más pintorescas del país como los Hamer. Desde aquí puedes acceder a todas las entradas del viaje por el país.
Seguidamente, volvimos a la capital para dirigirnos al norte, a Lalibela. Aquí se encuentran las iglesias rupestres de Lalibela. Son la gran joya del país y su reclamo turístico mas conocido. Excavadas por completo en la roca, aún siguen utilizándose como espacio de culto. Inmensas, artísticamente refinadas y magníficamente conservadas, son patrimonio mundial, una de las maravillas del mundo y, por supuesto, el principal tesoro del cristianismo ortodoxo etíope. Arquitectónicamente únicas, están adornadas con pinturas que cobran vida cuando los sacerdotes y peregrinos, vestidos de blanco, entonan sus cánticos. Desde aquí puedes acceder a todas las entradas del viaje por el país.
La tercera parte del viaje transcurre por el Desierto de Danakil (aquí creo que vamos a FLIPAR). Situada en territorio volcánico, esta insólita región podría resumirse gráficamente en un lago de lava permanente y una enorme extensión de rocas sulfúricas. Sorprendentemente es una zona habitada por los Afar que sobreviven en las sofocantes planicies agrietadas. Viajar hasta aquí no es fácil (y sólo es posible como parte de una excursión organizada) debido a la falta de infraestructuras y a las temperaturas extremas. Algo que hace de la inhóspita depresión de Danakil una experiencia viajera única. Subimos al Volcán Erta Ale de noche donde se puede divisar el volcán activo más antiguo de la tierra. Desde aquí puedes acceder a todas las entradas del viaje por el país.
La última parte del viaje transcurre por el norte del país, en las montañas de Gheralta en la región de Tigray. Allí se ven las iglesias cristianas excavadas en rocas en un paisaje tan especial que conduce a inevitables comparaciones con el desértico suroeste de Estados Unidos. Tras visitar la depresión de Danakil con la espectacularidad del volcán Erta Ale y del Dallol, cuesta imaginar que seguiremos sorprendiéndonos aunque estoy segura de que así será. Desde aquí puedes acceder a todas las entradas del viaje por el país.
Viajar en el tiempo en el Valle del Omo
La otra cara de Etiopía está en el valle bajo del río Omo, donde se vive a un ritmo muy diferente, al margen de la sociedad moderna. Viajar hasta aquí es como hacer un trabajo de campo etnográfico en el que se encuentra, no una, sino muchas culturas diferentes: desde los mursi y sus platos labiales hasta los banna con sus sombreros de calabaza, o los karo con sus cuerpos pintados. Desde aquí puedes acceder a todas las entradas del viaje por el país.
Aquí también tienen lugar ceremoniales y rituales que nos resultan sorprendentes –como la ceremonia del salto del toro de los hamer– pero hay que reparar también en el paisaje circundante: desde llanuras secas y abiertas de sabana hasta bosques de alta montaña y ríos como el Omo, que serpentea durante casi 800 kilómetros desde Adís Abeba hasta el lago Turkana, en la frontera con Kenia.
La visita al valle del Omo, eso sí, suele convertirse a menudo en una especia de safari humano, en el que los aldeanos posan para los turistas, los billetes cambian de manos y los visitantes montan de nuevo en su Land Cruiser hasta la próxima parada. Para evitarlo hay que tomar la iniciativa –la mayoría de los guías se limitan a negociar el precio de las fotos– y al visitar estos poblados lanzarse a hablar con sus habitantes de tú a tú, o alojándose una noche o dos en una aldea si llevamos tienda y provisiones. Sólo así será posible experimentar la auténtica vida local, una vez que los grupos turísticos se hayan ido de la zona. Esperemos que así sea y no nos decepcionen como nos ocurrió en Namibia con las mujeres de la etnia Himba.
Aquí comienza la aproximación a unas formas de vida ya olvidadas en casi todo el mundo y que de alguna manera nos trasladan al neolítico. El camino va descendiendo serpenteante de las montañas Konso hasta un punto desde el que se divisan los territorios del Río Omo.
Los Hamer son el grupo étnico más numeroso con unas 15.000 personas. Son pastores seminómadas, agricultores y recolectores de miel. Cultivan sorgo, mijo, tabaco y algodón. Aunque su verdadera vocación es la cría de ganado que miman y decoran con primor. También tienen un sentido estético muy apreciado por el gusto occidental y pasan mucho tiempo decorando atendiendo a su cuerpo. Las mujeres se untan el pelo con una pasta rojiza hecha con grasa animal y arcilla y las casadas llevan una melena con trencitas y flequillo que les da un aire particular. Visten con cueros de animal que decoran con conchas de caurí y suelen portar un recipiente de calabaza como casquete . Las casadas portan el «biñere» un cerco pesado de hierro que termina con una vistosa protuberancia fálica. Los niños son circuncidados cuando cambian los dientes. Los hombres se peinan con trenzas y los más valerosos se ponen una pasta de arcilla que les pega literalmente el pelo a la cabeza donde colocan una pluma de avestruz. Exhiben orgullosos sus torsos desnudos con las escarificaciones y practican el Salto del Toro como rito de iniciación a la edad adulta. Los jóvenes se reúnen para saltar desnudos por encima a un buen número de toros bien alineados.
Las iglesias rupestres de Lalibela
Lalibela se encuentra en el corazón de las montañas etíopes, a 2.600 metros de altura: lugar famoso por sus iglesias rupestres y considerado como sagrado por todos los etíopes. Desde aquí puedes acceder a todas las entradas del viaje por el país.
Un pueblo perdido en las tierras altas al norte de Etiopía alberga uno de los conjuntos arquitectónicos más cautivadores del mundo: una docena de iglesias talladas en roca viva en bloques únicos bajo el nivel del terreno. Estas iglesias datan del siglo VII y lo verdaderamente milagroso es que Lalibela ha permanecido incomunicada hasta hace una década. Lo fascinante es que sus templos siguen en activo como el primer día, acogiendo inmutables los ritos, plegarias y salmodias tal y como se desarrollaban en la época de Lalibela.
Construidas bajo el nivel del suelo, se distribuyen en dos grupos y para visitarlas todas es necesario un día completo. La más conocida y fotografiada es Bet Giyoris, la iglesia de San Jorge, obra maestra de la ciudad, con tres plantas excavadas y una proporcionada forma de cruz griega.
Ninguna es igual a otra y entre todas componen un excepcional catálogo de estilos. Están talladas en bloques únicos, sin ladrillos, madera ni argamasa. «Construidas por Dios», aclara uno de los sacerdotes para ahuyentar cualquier tentación de pregunta técnica del visitante. Las más conocidas son Biet Medhani Alem (Salvador del Mundo), la iglesia monolítica más grande del mundo y cuyos muros rosáceos se estiran desde un foso de 12 metros, y Biet Ghiorgis (San Jorge).
La vida en Lalibela no ha cambiado en siglos. La gente sigue yendo a misa cada día envuelta en túnicas y turbantes de algodón blanco para cantar, rezar y practicar un singular aerobic místico. Andar se convierte en algo aún más complejo cuando, además de los baches, hay que tratar de esquivar a las escuetas figuras de los devotos que pasan las horas muertas tumbados en cualquier parte de ese ambiente de reconcentrada espiritualidad. El cristianismo llegó a Etiopía en el siglo IV y hoy sobrevive en su forma ortodoxa. El 60% de la población lo profesa, y como ocurría en 1881, en plena tolerancia con el islam del 30%. Y ese es el otro milagro.
La fiesta de la Epifanía, el timkat, la ceremonia religiosa más importante del año para la Iglesia ortodoxa del país, que celebra, a finales de enero, la Epifanía local. Se dice que es el mejor momento del año para ir a visitar las iglesias. Nosotros estuvimos en el mes de Marzo 2018 y también fue muy impresionante.
El infierno en Danakil
Danakil es uno de los lugares más calurosos e inhóspitos de la Tierra, con temperaturas que rondan a menudo los 50ºC, paisajes sorprendentes y ausencia total de hoteles, restaurantes y carreteras convencionales. Danakil tiene un lago de lava, burbujeantes volcanes iluminando el cielo nocturno, montes sulfurosos de formas caprichosas y espejismos de camellos cruzando lagos de sal. No encontrarás mucha guía de viaje a Etiopía que recoja sufiente información sobre esta zona, siendo sin embargo la más espectacular pero también la más peligrosa y menos transitada.
Volcán Erta Ale
Dallol
Otra de las atracciones imprescindibles en Danakil, a 20 kilómetros al norte de Hamedela, es el Dallol, con extensas y retorcidas formaciones de azufre y óxido de hierro tiñen de amarillo y naranja un paisaje que parece un arrecife de coral. La base de la colina, a 125 metros por debajo del nivel del mar, es el lugar a menor altura de Etiopía y el lugar más caluroso de la Tierra, con una temperatura media de 34,4°C durante todo el año.
La depresión del Danakil es uno de los lugares más extremos y hostiles de la tierra. Un despiadado desierto de lava y sal en el que puede verse, por ejemplo, uno de los pocos lagos de lava hirviente que existen en el planeta; o contemplarse burbujeantes y multicolores lagunas sulfurosas; o planicies salinas de blancuras deslumbrantes. En este inhóspito territorio se ha registrado la temperatura ambiental más alta del mundo (más de 60 grados). Además, estos parajes se encuentran en el punto más bajo del continente africano (160 metros por debajo del nivel del mar).
Allí conocimos a los Afar, la comunidad que habita esta zona y que extra bloques de sal del lecho seco y agrietado del lago Asale, junto al Dallol. Por aquí discurren las famosas caravanas de camellos que cargan aquí la sal.
Fue aquí donde también se descubrió, en 1974, el primer antepasado de nuestra especie, el esqueleto fosilizado de Lucy, la primitiva abuela de toda la especie humana. Toda esta enorme riqueza y multiplicidad de experiencias se pueden ver y vivir a lo largo de un viaje-expedición de cuatro días iniciado en Mekele, la capital de la provincia de Tigray, la más pobre de Etiopía, antesala del desierto más implacable que existe.
Las Montañas del Tigray
En la región de Tigray, al norte de Etiopía, se cuenta con los menores índices de desarrollo en un país pobre. Sin embargo, en esta zona se acumula el mayor patrimonio cultural y espiritual de la nación. Desde aquí puedes acceder a todas las entradas del viaje por el país.
Cualquier guía de viaje a Etiopía os hablarán largo y tendido de las iglesias cristianas excavadas en la roca de las montañas del Tigray. Un extraordinario patrimonio, sólo conocido en su conjunto a partir de 1966, que consta de unas 153 iglesias cristianas construidas entre los siglos X y XV (aunque se estima que quedan por descubrir bastantes más) en una región como el cuerno de África, abrumadoramente musulmana desde hace un milenio.
Es aún más extraordinario aún más si se tiene en cuenta que todas ellas están excavadas en afloramientos a casi 2.000 metros de altitud que suponen las últimas estribaciones del macizo abisinio antes de descender abruptamente hacia la depresión del Rift.
Tras 45 minutos de ascensión desde la carretera, el camino se detiene al pie de un muro de roca de unos ocho metros que sirve de defensa natural, lo que le da al centro de culto su carácter inexpugnable y lo ha preservado desde el siglo XIII.
La pared vertical está convenientemente horadada para ser escalada sin demasiado esfuerzo, aunque es recomendable hacerlo siempre con ayuda (los turistas que lo deseen son asegurados con arneses y cuerdas). A pesar de ser suficientemente ancha para recorrerla sin peligro, el vacío que se abre a los pies del viajero, a 762 metros de la llanura, sobrecoge, una emoción que se acrecienta al acceder a la cueva.
Un hueco en la roca da paso a esta espectacular y recoleta iglesia, con un interior que alberga sus pinturas murales, una conmovedora labor pictórica de suelo a techo.
De estilo bizantino, nos retrotraen al primitivismo cristiano: figuras toscas, hieráticas, de enorme intensidad expresiva, de una frontalidad aún más intensificada por el tono oscuro de la piel y sus esponjosas cabelleras negras, que chocan con cualquier representación religiosa occidental. Aquí, la Virgen, los santos, los apóstoles, los arcángeles son abisinios. El objetivo de los artistas era eminentemente didáctico para un pueblo por entonces no solo iletrado, sino también aislado del exterior.
Nos faltaron muchas cosas por ver.
Por ejemplo, no tuvimos tiempo de ver el parque nacional de las montañas de Simien, declaradas patrimonio mundial. Se trata de una de las cordilleras más bonitas de África, un enorme altiplano salpicado de barrancos y pináculos en el que algunas especies endémicas de Etiopía –desde los dóciles babuinos gelada hasta la cabra montés y el escurridizo lobo etíope, del que apenas quedan 100 ejemplares– conviven pacíficamente con los senderistas.
Tampoco vimos Gondar. Conocida como la Camelot de África por su aire medieval y las leyendas que la envuelven, aunque actualmente es una ciudad típicamente africana con casas de tejados de hojalata por encima de ellas sorprenden los muros de una Ciudad Imperial, con media docena de palacios. Gondar es uno de los mejores rincones de Etiopía para celebrar el Timkat, la Epifanía copta que conmemora el bautismo de Cristo con tres días de celebraciones que empiezan el 19 de enero.
Aquí es donde vivió, en el siglo XVII, Pedro Páez, un jesuita madrileño que logró granjearse la amistad y la confianza del emperador, diseñó la construcción de varios de estos palacios de aire europeo, le acompañó en sus viajes y, sobre todo, describió por primera vez las Fuentes del Nilo Azul. Un personaje excepcional reivindicado desde hace pocos años.
Transporte y alojamiento
Hay todo tipo de alojamiento en Etiopía aunque no esperes grandísimos hoteles ni alojamiento de lujo. Encontraréis suciedad en muchos de ellos, la ducha sin agua caliente en otros, enchufes sin electricidad, pero hay que tener en cuenta que, aunque ya inmersa en el desarrollo del turismo, a Etiopía le queda bastante para proporcionar un servicio de calidad.
Entrad en cada post de viajes aquí para leer acerca del alojamiento que tuvimos. En algunos lugares, como el desierto dormimos al raso, bajo las estrellas, también muy cerca del volcán Erta Ale en nuestro propio Saco, al abrigo de una choza con cuatro palos. En las ciudades dormimos en hoteles pero de nuevo, no se puede esperar ni demasiada limpieza ni detalles con el cliente.
En cuanto al transporte, cogimos un par de aviones pero el grueso del viaje lo hicimos en coche con un conductor y nuestro guía. Las carreteras no son peligrosas y encontrarás poco tráfico: el estado de las carreteras dejan bastante que desear en algunos lugares como el valle del Omo o en el Danakil, donde obligatoriamente debes entrar con una agencia especializada.
Os animo a que veáis el programa Planeta Calleja, donde Calleja se lleva a Fernando tejero a este lugar tan inhóspito de Etiopía; el Danakil y al volcán Arte Ale
https://www.cuatro.com/planetacalleja/invitados/fernando-tejero/
7 comentarios
¡Vaya proyecto en ciernes!
Estaré pendiente de tu entrada del país de los Tafari Makonnen.
Ya suenan músicas de rastafaris y de la babilónica Jaima.
¡Díos qué viaje!
Suerte
Gracias Javier
Justo por Jamaica tengo tantas ganas de ir a Etiopía.
Cuando estuvimos alí en jamaica hace 8 años conocimos la filosofía yreligión del Emperador Hellassie y la cultura rastafari. COntaré un poco en las próximas entradas. Las canciones de Bob Marley son muy reveladoras de la filosofía rastafari y de Etiopía. Muchas gracias por tu interés
un abrazo enorme
Jaima=Jamaica
Qué gran post. Y qué ganas de ir
Gracias amiga Nieves. Lo pasaremos muy bien . Estoy segura
Un abrazo amiga
Gracias por la pasión con la que impregnas cada detalle con la que describes todo! No he podido leerlo todo, pero lo leído me ha encantado. Mil besos, amiga
Muchas gracias Mai. Etiopía lo puse en el mapa hace ya 8 años cuando fuimos a Jamaica…te acuerdas de las Canciones de Bob Marley? hablaban de la Promised Land..pues aquí lo tenemos; Etiopía.
A ver si puedes venirte otro años con nosotras. Un beso grande