!Hola Viajer@s!
Hoy termino mi reciente viaje por el norte de Marruecos con un reseña de qué ver en Tánger si sólo disponéis de un día.
Tánger es una ciudad ideal para hacer una primera toma de contacto con la cultura marroquí: es una ciudad camino entre España y Marruecos y si bien la ciudad ya no conserva el encanto de los años 40 y 50 del siglo xx, cuando la ciudad era cosmopolita y lugar de fiesta para millonarios, artistas de la “generación beat ” o agentes secretos, es una ciudad decadente, no demasiado bonita pero perfecta para visitar en un día.
Introducción
Durante los años treinta, la ciudad se convirtió en un centro de espionaje y en un punto estratégico en las rutas comerciales por su cercanía al Estrecho de Gibraltar. Durante la guerra civil española continuó esta situación, viéndose la ciudad envuelta en el conflicto. Ya iniciada la Segunda Guerra Mundial, las tropas españolas se hacían con el control de la ciudad, el mismo día que los alemanes tomaban París, anexionando el territorio al Protectorado y permitiendo la apertura de un consulado alemán. En 1945 las autoridades franquistas devolvieron a la ciudad su carácter anterior bajo la presión de los aliados.
«El tiempo entre costuras»
La novela ‘El tiempo entre costuras’, traducida en 25 idiomas, narra la vida de Sira Quiroga, quien funda un taller de costura en Tetuán, capital del Protectorado español. Un relato de intrigas desde Tánger hasta Lisboa.
El mundo se derrumbaba –la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial– y el Tánger internacional, resguardado por el acuerdo político, era el refugio de quienes huían de un mundo en destrucción. Aunque vivían muchos españoles y norteamericanos, reinaban los franceses, y el ambiente galo impregnaba la ciudad. El ‘Grand Café de Paris’ o el ‘Café de France’ quedaron como herencia de lo que Tánger fue. Por eso no extraña que Marruecos y París compartan la costumbre de que los asientos de los cafés miren hacia fuera, como queriendo no perderse la vida.
La Tánger de entonces era una ciudad donde los rostros oscuros de los árabes con sus chilabas y turbantes se mezclaban con europeos establecidos y los minaretes de las mezquitas y el olor de las especias convivían con los consulados, los bancos, las frívolas europeas en descapotables, el aroma a tabaco rubio y los perfumes parisinos libres de impuestos. Así era Tánger en 1936 y, aunque algunas cosas con el paso del tiempo se han ido desvanecido, muchas otras siguen inalterables hoy en día.
Consejos prácticos a tu llegada a Marruecos
- Ryanair vuela desde Madrid a Tánger en un vuelo de apenas una hora.
- Para entrar en Marruecos, recuerda tener el pasaporte vigente con más de seis meses antes de su caducidad.
- Nada más entrar en el aeropuerto, debéis rellenar un formulario indicando el país de origen, el motivo de viaje, profesión, nº de vuelo, y días y lugar donde váis a alojaros en Marruecos. No vayáis directos al polícia que se encuentra revisando pasaportes, puesto os hará dar marcha atrás para rellenar el papelito.
- Si no tienes coche alquilado, un taxi desde el aeropuerto al centro de Tánger ronda los 12 euros (120 DH), y la verdad que por calidad precio creo que merece la pena antes de las otras opciones de transporte público de la ciudad. Ojo, porque no podréis regatear en el precio del Taxi que os lleve desde o hasta el aeropuerto. Ya hay una tarifa fija – que de hecho está en un cartel a las puertas del aeropuerto – de 120 MAD.
- El idioma oficial es el árabe pero también se habla bereber. El francés se habla en el sur, mientras que en el norte, se conoce mejor el español.
- La mayor parte del país es musulmana. Notaréis la influencia musulmana en los restaurantes, que no sirven cerdo, y en los pocos bares y restaurantes en los que podréis beber alcohol, mientras que en el hotel, probablemente, sí podáis hacerlo. En cuanto a la vestimenta, en especial mujeres, no tendréis ningún problema.
- Sus comercios están abiertos durante practicamente todo el día excepto los viernes, el día de descanso, en el que abren por la tarde.
- El uso horario en Marruecos es el mismo que el de la península; ya no funcionan con una hora menos.
- Regatear es necesario, en especial en los Zocos. Veréis no obstante, que algunas tiendas tienen los objetos con el precio marcado. Este precio es fijo, y no valdrá de mucho que regatéeis aquí, a no ser que compréis muchas cosas y que el dependiente os haga por ello una pequeña rebaja.
- Bares y restaurantes también tienen precio fijo, mientras que para pedir un Taxi también vale el regateo.
Qué ver en Tánger
Tánger es una ciudad muy sencilla para moverse caminando y resulta fácil disfrutar de su ambiente callejero, con cierto encanto para los amantes de lo decadente.
Plaza 9 de Abril
Nosotras empezaremos como punto de partida por la Plaza 9 de Abril o también conocida como el Gran Zoco. Anteriormente un mercado, hoy en día es una de las plazas más grandes de la ciudad, y un lugar de reunión para los habitantes de la misma. Su nombre proviene de la fecha que Mohamed V difundió su discurso sobre la independencia de Marruecos.
El gran zoco o plaza del 9 de abril de 1947, es un hervidero de gente a todas horas, especialmente por la mañana. La plaza divide la ciudad en dos, a un lado la medina, al otro, la ciudad más moderna, que va remodelándose cada cierto tiempo. Allí se alza la mezquita de Didi bou Abid, con su minarete de azulejos policromos..
En uno de los lados de plaza están los Jardines de la Mendoubia conocidos por ser los más “peculiares” de Tánger. En ellos podemos encontrar dos cosas, el silencio que no hay en el cercano mercado, y un viejo árbol de más de 800 años.
Frente a la plaza está una de las puertas de la medina, por la que entraremos y comenzaremos a descubrir una de las zonas que más merece la pena visitar de la ciudad.
En esta plaza se levanta la Gran Mezquita que destaca por su color verde oscuro. Aunque data de 1684 este templo ha sido ocupado y reinventado por las diferentes civilizaciones que han ocupado el territorio. De esta manera, nació como mezquita, se reconvirtió en Catedral durante la época portuguesa y, en el siglo XIX, fue reconstruida casi totalmente en estilo alawita, reconvirtiéndose de nuevo en mezquita. De hecho se cree que este edificio fue ocupado por los romanos ya que se han encontrado restos de un capitolio romano y de un antiguo templo dedicado a Hércules.
La Medina
A través de la puerta Bab El-Fas entraremos a la medina si vienes de la Plaza 9 de abril pero hay otras muchas puertas más.
La Medina amurallada es el casco antiguo de este puerto de origen fenicio. Sus pasajes estrechos, llenos de comercios y por los que se entrecruzan callejuelas salpicada de cafetines, nos adentrarán en la parte más autóctona de la ciudad, allí donde iban de visita franceses, españoles, británicos y de otras nacionalidades.
Es una medina de un tamaño “grande”, ideal para perderse en ella (literalmente) mientras se pasea por sus calles, se visita las tiendas, y uno se fija en como vive y pasa el día la gente que la habita. Y es que la medina de Tánger localizada por debajo de la kasbah, está llena de callejones, comercios y talleres artesanales, donde la vida se hace en la calle a una velocidad muy distinta a lo que estamos acostumbrados en Europa. Es como remontarse a la época medieval en todos los sentidos.
La ciudad en general y esta zona en particular, no es un sitio donde haya grandes lugares monumentales que se puedan disfrutar, más bien Tánger es una ciudad de pequeños matices.
Caminar por el Zoco chico o «Petit Zoco» es una experiencia que no debéis dejar pasar. Es un mercado gigantesco repleto de gente, en especial lugareños, por todas partes comprando souvenires, frutas, verduras, pasteles, especies, etc. El caos es notable: demasiada gente, coches circulando cerca de las personas y pitando, vendedores por todos lados, etc. Pero si os gusta lo exótico, hasta el caos os resultará encantador. Lo mejor de Marruecos es que, aunque los zocos pueden ser agobiantes, los vendedores no os persiguen por las calles como sí suele suceder en Egipto.
Divididos por zonas (pescado, carnes y frutas), recorred los puestos de los dos primeros y veis las “condiciones higiénicas” en comparación con las nuestras. Da que pensar como reaccionaría nuestro cuerpo en caso de consumir alguno de esos pescados o carnes… La fruta (eso sí, muy bien lavada) sí que tenía buena pinta.
Seguro que os toparéis con algún local que ofrece llevarte a una tienda con los mejores precios o guiarte por la Medina. Esta idea es recomendable ya que es fácil perderse en la Medina. Le podéis dar una propina de unos 10 Eur si os enseña los rincones de la medina en alrededor de 2 horas.
Kasbah
La kasbah es un recinto amurallado en lo más alto de la colina de la Medina de Tánger, lleno de callejuelas. Si la caminas de una punta a la otra, llegarás a la muralla y verás la zona del puerto.
Si hay un lugar donde los enemigos no podían entrar en Tánger era en la Kasbah: la parte alta de la ciudad que está fortificada y aislada de la propia medina por una muralla que la rodea y la convierte en una zona aún más segura dentro de la ciudad amurallada abierta sçolo con sus puertas.
Accede a ella a través de la Rue de la Kasbah y admira los antiguos palacetes y casas residenciales que esconde. También puedes llegar desde el Pequeño Zoco a través de la Bab Haha o la Bab al-Assa. En un paseo por sus calles descubrirás un ambiente diferente al resto de la medina ya que los que viven aquí mantienen sus costumbres desde hace años alejados del turismo del resto de la ciudad. En sus callejuelas te encontrarás galerías de arte, bazares y pequeñas tiendas por las que parece que no ha pasado el tiempo.
En la plaza de la Kasbah, desde donde tendrás unas vistas privilegiadas de toda la bahía, también te encontrarás con la mezquita Bit El-Mal de la que destaca el minarete octogonal.
Para acceder a la Kasbah, es mejor hacerlo por la puerta de los centinelas (Bab el Assa), desde donde se llega a la plaza en la que encontramos el Museo de la Kasbah (Dar el Majzen) y el antiguo palacio del sultán Mulay Ismail, con sus dos patios porticados y acabados en arcos revestidos de azulejos, con sus techos de cedro y paredes de estuco.
El Museo de la Kasbah, un antiguo palacio que destaca sobre todo por su arquitectura, un mosaico de la ciudad romana de Volúbilis y un mapa con las fronteras de la ocupación árabe por el mundo. Es el monumento público más apreciado de la ciudad.
La leyenda de la Mano de Fátima
En las calles de la Medina veréis maravillosas puertas y el símbolo de la mano de Fátima, que es sin duda el símbolo de Marruecos en cualquier souvenir que compres.
La mano de Fátima es un objeto típicamente proveniente de la cultura árabe y aceptado en casi todas las culturas. Se le atribuyen multitud de poderes, entre ellos, que previene el mal de ojo, protege de la ira y sobre todo es un objeto de protección.
La leyenda y origen más aceptado y generalizado es que Fátima (la hija del profeta Mahoma) estaba muy ocupada en la cocina preparando la comida cuando su marido, el imán Alí, llegó inesperadamente. Al oírlo, Fátima fué a recibirlo. Sin embargo, quedó fuertemente decepcionada y triste al ver que su esposo llegaba acompañado de una bella y joven concubina (recordemos que en la cultura marroquí esta permitida la poligamia siempre y cuando la puedas pagar,..). Prudente, Fátima guardó silencio y, atormentada por los celos, regresó a la cocina. Abordada por la tristeza y la desesperación, no prestó atención a lo que estaba haciendo: tenía una olla al fuego con caldo hirviendo y, más atenta a su tristeza que a lo que estaba haciendo, metió la mano dentro y empezó a remover la sopa.
Tan absorta estaba en su tristeza que no sintió dolor alguno pero Alí vió lo que estaba haciendo y, horrorizado, se abalanzó sobre ella gritando. Fue entonces cuando Fátima se dio cuenta de que se estaba quemando la mano y la sacó de la olla. Alí le cuidó la mano y al día siguiente, admitió que habia pasado la noche con la joven concubina. Esa misma noche, Fátima espió a Alí por la noche y vió como iba a la habitación de la joven otra vez.. Ella le siguió y les espió por la rendija de la puerta, al ver como su marido besando a la otra mujer, una lágrima bajó por su mejilla. Alí, de repente, sintió una gran tristeza en el corazón y una lagrima bajó por su mejilla. Al darse cuenta del amor que sentia por su mujer y el dolor que le estaba causando, dejó a la joven concubina.
Desde entonces, la mano de Fátima se convirtió en un símbolo importante en el mundo musulmán ya que representaba la paciencia y la abnegación.
Dónde alojarse
Os recomiendo que os alojéis cerca de la Medina, que es donde está todo el ambiente, o cerca de la playa, ya que hay un paseo interminable, lleno de bares y restaurantes. La playa no la vimos pero seguramente si viajáis en verano, sí que vayáis a caminarla.
Si tuviera que sugerir un hotel, me decantaría por el del que todas las guías y foros hablan, que es el Hotel Continental, donde me alojé una noche por 35 Eur/habitación/2 pax con desayuno. Este es el hotel más antiguo de Marruecos y donde se han hospedado Winston Churchill o Ava Gardner. Además se ha vuelto a poner de moda con la serie y el libro El tiempo entre costuras, ya que se rodaron aquí varias escenas.
El Hotel Continental fue una de sus mayores señas de identidad de la cultura cosmopolita (e imagen perenne en todas las producciones artísticas que pretendían capturar la esencia de la ciudad). Si durante aquella época Tánger fue famosa por despertar el interés de escritores como William Burroughs, pintores como Henri Matisse o incluso músicos como los Rolling Stones, el hotel no podía ser menos, y es por ello que entre sus huéspedes podemos contar con escritores de la talla de Pio Baroja o políticos como Winston Churchill.
El desayuno y patio donde desayunamos son maravillosos. Muy recomendable estancia y excelente situación, ya que está ubicado justo en la medina.
Dónde comer y tomar algo
El barrio Marshan es el auténtico lugar de atracción de la ciudad moderna, con la plaza de la alcazaba, y sus fantásticas vistas de la bahía y el puerto, un mirador excepcional para disfrutar del atardecer. Este barrio se ubica en lo alto de la Medina, junto a la kashba.
El café Hafa, en el barrio de Marshan, es parada obligatoria, desde donde se divisa la costa española. El Hafa, es “lo menos parecido a lo que cualquier occidental podría imaginar como un «café” y por el que pasaron todos los ilustres escritores que se han mencionado al comienzo y muchos más. Durante décadas, el Café Hafa ha sido el punto de reunión de personajes famosos de todo el mundo. El lugar tiene una serie de terrazas hacia el estrecho (uno no se cansa jamás de ver el Mediterráneo) que están en desnivel. Aquí también se reúnen los jóvenes de Tánger a tomar té y a cantar, no es extraño que haya dos o tres mesas donde las guitarras interpretan canciones populares marroquíes o europeas.
Cuando hayas terminado con la vista, desciende hacia la medina por el interior de la muralla para que descubras otras callecitas, otras tiendas. Hay que demorarse viendo todo tipo de artículos y curiosidades, hablar con los vendedores y regatear.
Para comer, os recomiendo un buen restaurante en la medina a dos pasos de la entrada del Hotel Continental. Se llama restaurante Rif Kebdani, donde comimos un delicioso Tajín de pollo a las ciruelas. Delicioso. Además, si vais al link de TripAdvisor de los mejores restaurantes de Tánger, este aparece entre los 5 primeros de más de 300. Muy recomendable lugar.
Cabo Espartel y Gruta de Hércules
Hay varios lugares de interés a las afueras de Tánger, como la Gruta de Hércules y el Cabo Espartel. Ambos se encuentran en el camino de Asilah, con lo que podéis pedirle al conductor que pare para verlos. Si no queréis coger coche, podéis subir a los típicos autobuses turísticos rojos de 2 plantas, que llegan a ambos lugares.
El Cabo Espartel se localiza a unos escasos 12 kilómetros al noroeste de Tánger, y a 5 kilómetros al norte de la Gruta de Hércules. Era llamado en la antigüedad Cabo Ampelusia o de las Viñas y es el lugar de encuentro entre el mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, además de la entrada meridional del estrecho de Gibraltar, donde sus corrientes marinas son conocidas por su violencia.
Además de poder ver la unión del Mediterráneo con el Atlántico, la cual hace una mezcla de colores turquesas y azul oscuro, cada una de un color, podrás ver también la costa española, la Costa de la Luz y las playas de Cádiz para ser más exactos. Si se visita en verano, hay un par de playas muy frecuentadas por turistas extranjeros, y con buenas instalaciones, que son recomendadas en sus alrededores: son la playa de Jeremías y la playa de Robinson.
La gruta de Hércules, está a unos 15 kilómetros de Tánger, fueron creadas por la erosión del viento y el agua salada del mar. Se encuentra a 12 kilómetros del cabo Espartel.
Cuenta la leyenda que Hércules, tras un largo viaje en el que encontró las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides, (uno de sus doce trabajos), estando cansado y acalorado, quiso darse una baño en el océano atlántico. Estaba refrescándose cuando llegó Anteo (dios del mar) y le dijo que allí no podía estar, que ese era su territorio. Hércules, que no en vano era el dios más fuerte, peleó con Anteo y salió victorioso y lo metió en una gruta, colocando una roca en la entrada, dejándolo así encerrado.
Hércules siguió disfrutando de su baño hasta que escuchó a una mujer llorar. Se acercó a ella, y tras presentarse como Tinga, esposa de Anteo, le preguntó si había visto a su marido. Hércules le dijo que sí, que había luchado con él y había ganado, y que estaba encerrado para siempre en una cueva. Como era una mujer de gran belleza, Hércules, enamorado, le pidió que se casara con él. Ella le respondió que sí, pero que primero tendría que hacer algo como prueba de amor. Entonces Hércules le ofreció el saco de manzanas de oro, pero ella lo rechazó y entonces Tinga, le pidió que el regalo que ella deseaba era que trajera hasta el Atlántico, el agua cálida del Mediterráneo, y Hércules, puso un pie en cada extremo, y haciendo un gran esfuerzo, separó los continentes de África y Europa, dando lugar al estrecho de Gibraltar, donde se abrazan fundiéndose las aguas cálidas del mar mediterráneo con las frías del océano atlántico.
Otros lugares a los que merece la pena ir son Asilah, Larrache o Chefchaouen, de los que os hablo en profundidad en estas otras entradas que puedes encontrar pinchando Aquí.
Espero que hayáis encontrado útil esta entrada.
!Hasta pronto!
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