Buenas viajeros,
Si vais de vacaciones a Laredo, la villa pejina en Cantabria, no podéis perderos las vistas desde La Atalaya, el mejor mirador de Laredo. La Atalaya es un pequeño montículo junto al puerto pesquero, que ofrece unas vistas maravillosas de la villa y de la Playa de la Salvé.
Ruta senderismo La Atalaya
De hecho hay una ruta de senderismo con el mismo nombre que podéis hacer si visitáis esta villa cántabra, ruta de una longitud media de 4 kms y dificultad fácil y que nos llevará hasta la Atalaya y alrededores, un paraje declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Si os interesa, pinchad aquí para ver ésta y las otras rutas de senderismo que ofrece el Ayuntamiento de Laredo. Os lo cuento a continuación.
Puebla vieja
Adentrándonos en la puebla vieja de Laredo, que por cierto os insto a que visitéis por su gran interés histórico, hay unas estrechas y empinadas escaleras que nos invitan a subir y que nos dirigirán a la calle “El Merenillo”.
Esta peculiar calle, durante siglos fue el acceso habitual por el que los pescadores de la villa llegaban al puerto, situado por aquel entonces en la actual calle Menéndez Pelayo.
Ascendemos por un estrecho y corto tramo que desemboca en las antiguas murallas (s. XIII) que durante el Medievo y la Edad Moderna defendieron a la villa. Encontraremos el “Arco de San Marcial” que, en aquella época, constituía una de las puertas de entrada a Laredo. Lo atravesamos y seguimos el camino junto a la Muralla.
Bordeando la muralla, comenzamos la ascensión hasta el entorno de La Atalaya. Encontraremos unas escaleras bastante empinadas que debemos subir.
La Atalaya
Al final de las escaleras, ya podemos decir que estamos en La Atalaya. La parada es obligada en la pequeña explanada que encontramos a pocos metros a la derecha. En este mirador natural contemplamos el paisaje costero, en el que se funde el azul del mar con el verde intenso de los prados, y que presenta una singular variedad de formas. Los escarpados acantilados de La Atalaya, El Secar y El Aila, suponen un brusco final a los prados que descienden en suave pendiente hacia el mar.
Hacia otro lado, verás la puebla vieja de Laredo, en cuyo casco antiguo resaltan la majestuosidad de la iglesia y convento de San Francisco (siglos XVI y XVII) y la iglesia de Santa Maria de la Asunción (siglo XIII). Menos prominente, aunque también notable, podemos ver a nuestra izquierda la ermita de San Martín, cuya cronología se sitúa entre los siglos XIII y XV. En ella, destaca ante nuestra mirada su singular espadaña.
Si continúas caminando un poco más por el sendero, te encontrarás a tu izquierda con las espectaculares vistas de la Playa de la Salvé y el puerto deportivo
Fuerte del Rastrillar
Hacia el interior de La Atalaya, este singular promontorio sobre el mar, alberga tres miradores naturales y un conjunto arquitectónico de defensa militar, el Fuerte del Rastrillar, construido por un lado con el objeto de impedir la entrada de embarcaciones enemigas a la bahía (mediante fuego cruzado con las baterías de Santoña).
Por otro lado, para proteger la villa de Laredo, dada su importancia política, social y económica basada en la pesca y el comercio, con la fachada atlántica europea, en el s. XVI.
En sus inicios esta fortificación de pequeñas dimensiones se denominó Fuerte de La Rochela (1.582), ampliándose posteriormente sus instalaciones defensivas y pasando a denominarse Fuerte del Rastrillar o de los Franceses.
Mirador del Caracol
Allí encontraremos el “Mirador del Caracol”, que constituye un espléndido observatorio desde el que se domina toda la playa La Salvé, buena parte del casco urbano de Laredo, las montañas que lo circundan, la desembocadura del río Asón y una amplia porción de la bahía pejina en la cual se adentra el espigón del puerto pesquero, y las obras del nuevo puerto pesquero – deportivo.
Mirador Rosa de los Vientos
Unas decenas de metros más adelante nos encontramos, con el “Mirador Rosa de los Vientos”. Un balcón al mar cantábrico, desde donde observar los acantilados de El Secar, Irío y Valverde, que se desploman verticales desde los prados, y que dejan al descubierto, durante las grandes bajamares, pequeñas calas de difícil acceso como la del Aila.
Mirador del Pozo
Alcanzaremos el extremo norte de La Atalaya, a la izquierda de la senda el “Mirador del Pozo”, el mirador más septentrional. Junto al muro de la batería, desciende encajada entre las paredes de sillería, una estrecha y empinada escalera de piedra, que va a dar al mismo borde del acantilado, cuyo acceso está prohibido. Es el mirador menos espectacular
Para regresar, deberemos volver sobre nuestros pasos hasta el “Mirador Rosa de los Vientos”, punto en el cual decidir una de las dos opciones que les proponemos para llegar a la entrada del Rastrillar: regresar por la misma ruta o ascender por la senda de tierra que parte desde este mirador y que atravesará un campo de vistosas flores, como las olorosas clavelinas, las coloristas vibóreas o las grandes margaritas, además de descubrir mas restos de la fortificación.
Una vez recorrido el Fuerte, tan sólo queda descender por el mismo camino que llegamos a él, que nos llevará a la Puebla Vieja (Conjunto Histórico Artístico, 1970). Aprovechando el descanso de bajada, contemplen la excepcional panorámica general de la villa pejina a medida que nos acercamos a ella.
El Túnel de la Atalaya
La Atalaya tiene sorprendentemente un túnel excavado en su interior que desemboca en un rincón muy especial: el Mirador del Abra sobre la Playa Soledad.
Fue construido en 1863, con la finalidad de permitir la construcción del puerto de la Soledad al otro lado del monte, del cual quedan algunos restos de los espigones construidos, ya que las obras de construcción de esta infraestructura no fueron finalizadas, porque los temporales y galernas que se produjeron durante su levantamiento lo azotaron hasta destruirlo.
Durante la Guerra Civil, se utilizó ocasionalmente como refugio por los ataques de la aviación. Tiene una longitud de 221 metros, y al final del mismo encontramos el Mirador del Abra, totalmente integrado en el medio natural, desde donde se puede contemplar el litoral de Laredo sentado en un banco y acceder a pie a una zona de acantilado con una playa rocosa y de grava.
Dónde comer
En La Atalaya no encontraréis ningún restaurante donde comer o sentaros a tomar un refresco. Sin embargo, en la misma puebla vieja encontraréis decenas de bares y restaurantes
Os recomiendo el restaurante El Túnel, ubicado fuera de la puebla vieja pero al lado del comienzo de la ruta, en la calle Menéndez pelayo 48. Probad las rabas, cualquier pescado, chuleta de Tudanca y su sabrosa tarta de queso, Aquí podéis leer sus reviews en Trip Advisor.
Espero que os haya parecido interesante la visita de este lugar icónico en la villa de Laredo, donde obtener varias de las mejores fotos.
Si os interesa hacer más rutas en la villa pejina, pinchad aquí para ver otras rutas de senderismo que ofrece el Ayuntamiento de Laredo. Te dejo por aquí una vista espectacular de la Puebla Vieja y Playa de Laredo en el ascenso a la ruta que te lleva hasta la Playa de San Julián y la ruta de Valverde.
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