!Buenas viajeros!
Uno de los lugares más curiosos y desconocidos es La Guajira colombiana, morada del pueblo Wayuu, además de ser un género musical cubano.
Introducción
La Guajira es uno de los 32 departamentos de Colombia. Contando con una asombrosa similitud con el Cabo de Gata de España; el desierto en el mar de la Guajira se ubica en el extremo norte del país, una península lejana que se adentra en el Caribe y que comparte con Venezuela.
Los ecosistemas terrestres principales son el desierto, la selva seca y húmeda admontaña, y el primero es el que le ha dado la fama a la Guajira de última frontera. Sólo llueve entre septiembre y diciembre, lo que causa una vegetación de arbustos espinosos y cáctus, y es la región más árida de Colombia. Hablando de desiertos, en esta entrada de mi blog, Cinco desiertos desconocidos en el mundo, hago mención de cinco desiertos que he visitado y me han encantado y entre ellos, menciono también el de la Guajira.
La diversidad étnica es grande por su ubicación estratégica en Caribe, con los wayúu viviendo en la península de la Guajira, y los kogi, ika y kankuamo principalmente en la Sierra Nevada. Como los wayúu suponen más del 40% de la población de la región, su idioma es oficial conjuntamente con el español. Los Wayuu es un pueblo sin fronteras en medio de dos naciones: ellos cruzan tranquilamente, sin incumplir la ley, de la Guajira colombiana a la Guajira venezolana y viceversa sin documentación, siempre y cuando lo hagan a pie.
Cómo llegar
La Guajira (en Wayuunaiki: Wajiira) limita al norte y al oeste con el mar Caribe y al este con Venezuela, y esa condición fronteriza ha marcado su historia, ya que el contrabando de mercancías, legales e ilegales, en los dos sentidos,es continua.
Se llega únicamente por carretera desde la vecina Santa Marta y en apenas un par de horas se pasa de los bosques tropicales húmedos de la Sierra Nevada y del territorio Tayrona al desierto limítrofe con el mar de la Guajira.
La Guajira tiene una superficie de 20 848 km², un 4% de la de España, pero por su inaccesibilidad parece mucho más grande de lo que es, ya que por ejemplo si buscas en google maps la ruta de Cabo de la Vela a Punta Gallinas, 115km, te dice que son 8 horas en coche y así es.
Hasta Cabo de la Vela es posible llegar por tu cuenta, de Uribia y Riohacha salen camiones o coches compartidos todos los días, pero si quieres continuar hasta Punta Gallinas, es mejor contratar un tour o negociar un vehículo con antelación.
En mi caso cerré un tour de 3 días y 2 noches con la agencia de Viajes Baquianos, para llegar hasta Cabo de la Vela el primer día y el segundo, Punta Gallinas, el lugar más septentrional de América del Sur.
Sin embargo hay gente que llega hasta allí en vehículo propio. También puedes usar los servicios de Kaishi Travel, una agencia que lleva más de diez años trabajando en la Guajira. Todas las agencias de viaje de Cartagena, Santa Marta etc. ofrecen tours similares a La Guajira, con lo que puedes contratarlos por la calle.
Hasta Cabo de la Vela es posible llegar por tu cuenta, de Uribia y Riohacha salen camiones o coches compartidos todos los días, pero si quieres continuar hasta Punta Gallinas, es mejor contratar un tour o negociar un vehículo con antelación porque acabaremos pagando más.
Qué ver en La Guajira
Día 1 Santa Marta- Cabo de la vela
Las paradas del día 1 son Salinas de Manaure, Playa del Pilón de Azúcar, Cabo de la Vela y divisar la puesta de sol desde el Faro de la Vela.
El primer día te recogen a las 4 am en Santa Marta para ir hasta Uritiba, la capital indígena del país, pasando antes por Río Hacha. Uritiba no tiene gran interés, la verdad. Repostamos gasolina venezolana a la manera guajira, es decir, con un bidón en lo alto, una goma, y el viejo sistema de chupar intentando no tragar gasolina.
La gasolina cuesta 15 veces menos en Venezuela que en Colombia. La Guajira fue siempre un lugar lejano e inhóspito, tierra con poca ley a la que escasamente llegaba la mano del gobierno central. Zona propicia para los contrabandistas: hoy uno de los grandes recursos de la región es el contrabando de gasolina con Venezuela. La única carretera asfaltada y las muchas sin asfaltar están llenas de vendedores ambulantes que se publicitan agitando un embudo con la mano y te llenan el depósito del coche mediante garrafas de plástico por poco más de 10 €.
Esta es la tierra del pueblo wayú, sudamericanos indígenas que subsisten a duras penas en este hostil ambiente mediante el pastoreo, el tejido y, generalmente, aguantando por cualquier medio que puedan. La llegada de visitantes internacionales ha provocado una industria artesanal en los improvisados peajes de carretera.
En este sitio, al que llegó en 1499 el capitán Alonso de Ojeda, los viajeros encuentran posadas turísticas –varias hechas con bahareque y yotojoro (el corazón del cactus)– y pueden practicar deportes como kitesurf y windsurf.
De por sí, el único lugar de vacaciones es la meca del kitesurf, el Cabo de la Vela.
Cabo de la Vela
Al llegar al Cabo de la Vela te olvidas de las incomodidas para llegar allí, y aunque el sol te golpea implacable, este lugar de singular belleza te recarga de energía, por algo tiene lugares de profundo significado místico para los Wayuus, como el cerro Pilón de Azúcar. Los wayuu creen que al morir sus almas pasan por este sitio. En el Cabo de la Vela, lo normal es acercarse a ver el monte de la Vela, que da nombre al cabo y que como es obvio, tiene forma de vela.
O ir a bañarse a playas hermosas y solitarias como las de Pilón de Azúcar o Ojo de Agua, calas de mediano tamaño y arenas doradas orladas por acantilados resecos de gran belleza.
Playa del Pilón de Azúcar
Tres horas al norte de Riohacha, en el Cabo de La Vela, se encuentra la Playa del Pilón de Azúcar, una colina cuya cima parece alzarse a kilómetros de distancia pero que se sube a pie en no más de quince minutos. En lo alto de la pequeña montaña, donde se sienten con fuerza las ráfagas de viento, hay un altar de la Virgen de Fátima y se aprecia una vista relajante del Mar Caribe.
Faro del Cabo de la Vela
Luego al atardecer hay que caminar hasta el faro, sentarse allí y dejar que una bola gigantesca y perfectamente redonda llamada sol se acueste sobre el Caribe en una performance de colores.
Si aún os quedan ganas de aventura se puede continuar seis horas más por pistas de tierra hasta Punta Gallinas y el Parque Nacional Macuira, el extremo norte de la península de La Guajira. Apenas hay servicios turísticos allí pero merece la pena llegar hasta allí. Tenemos por delante 120 km en los que pasaríamos por parajes de todo tipo, desiertos de tierra dura, manglares, bosques de cáctus de muchos metros de altura, praderas de arbustos de espinas, un paisaje duro, árido.
Día 2 Cabo de la Vela- Punta Gallinas
Las paradas del día 2 son Bahía Hondita, Dunas de Taroa y Punta Gallinas.
Bahía Hondita
La bahía Hondita es una pequeña bahía del Caribe ubicada al nororiente de la península de La Guajira, en Colombia, muy próxima a la localidad de Chimare; este cuerpo de agua está configurada por punta Gallinas y por punta Aguja, que conforman el acceso a la bahía por un canal muy reducido por lo cual muchas cartas geográficas la consideran como una laguna interior.
La bahía Hondita ha servido periódicamente como sitio para la liberación de animales salvajes, tales como tortugas y cocodrilos, entre otros. Una lindura de laguna, digna para la meditación y el yoga.
Dunas de Taroa
Hicimos varias paradas antes de llegar a Punta Gallinas, que se llama así porque la forma caprichosa de la bahía donde está se asemeja al perfil de una gallina, y la más espectacular fue las dunas de Taroa, una impresionante masa de arena que se descuelga sobre el mar Caribe y que ni con una panorámica de diez fotos pude abarcar completamente. No pudimos estar mucho rato porque el fuerte viento levantaba la arena y la proyectaba sobre tu piel como si fueran perdigones.
La cuesta para subir el montículo de arena amarilla se empina y desde la cima se observa el Mar Caribe. Parece una alucinación, pero es el paisaje que se ve en las dunas de Taroa, en Punta Gallinas, el sitio más septentrional de Colombia y de Suramérica. Hasta allí se puede llegar en lancha desde el Cabo de La Vela (dos horas) y tras haber viajado por tierra unas tres horas desde Riohacha.
Este lugar es único en Latinoamérica: es el único lugar en el que la arena de desierto cae sobre el mar Caribe.
Estas dunas de hasta 60 metros de altura son extremadamente bellas e imponentes, una parada obligada al visitar Punta Gallinas.
Punta Gallinas
Poco antes de llegar a lo que sería nuestro hogar esa noche, visitamos el faro de Punta Gallinas, sin ningún tipo de interés arquitectónico, ya que es una torre metálica de 18 metros de altura, pero que puede presumir de ser el faro más al norte de Sudamérica.
Contemplamos otra de las puestas de sol maravillosas desde Punta Gallinas.
Consejo viajero:
Si queréis leer más acerca de cómo llegar hasta Punta Gallinas por libre, pinchad en esta web donde os dan buenos consejos y precios para ir hasta Punta Gallinas por tu cuenta.
Dormir en rancherías
Si viajas a la Guajira, no hay otra que dormir en rancherías en forma de pequeños alojamientos de ecoturismo, rancherías regentadas muchas veces por wayúus, con grupos electrógenos y electricidad entre 6 pm y 10 pm, en los que duermes en cabañas de madera, en hamaca, o en su versión de lujo, el chinchorro. No hay nada mejor que dormir mecido por el viento con el sonido del mar arrullándote a pocos metros. También están las habitaciones privadas (son más escasas y no valen mucho la pena).
Las comidas en las rancherías son básicas: arepa con huevo para desayunar, chivo, pescado o marisco para el almuerzo, y lo mismo para la cena, con arroz y patacones. Pargo, mojarra, pez sierra, camarones y langosta son parte de la dieta diaria de los wayúus, incluso para desayunar.
Uno de los lugares más recomendados, tanto para alojarte como para comer en Cabo de la Vela es Apalanchii. Encontraréis muchas rancherías donde alojaos a precios económicos, hospedajes humildes y sencillos con camastros o hamacas por toda comodidad y sin más lujo que unas vistas increíbles y una paz y un silencio en cuanto oscurece que acogotan. Otro lugar es Ranchería Utta: una cabaña doble de paredes de yotojoro (corazón del cactus) con baño privado-, sencilla pero muy limpia, que está en la carretera del poblado al faro.
La verdad es que para quedarse en Punta Gallinas no tienes muchas opciones, pues solo existe un solo lugar para tal fin: Hospedaje Alexandra.
Vas a encontrar hamacas por 15.000 mil pesos la noche y chinchorros por 20.000 mil pesos. También existe la opción de alojarse en una habitación con las condiciones básicas por 30 mil pesos.
Ni siquiera tienes que llamar antes para hacer una reserva si piensas llegar desde Cabo en un tour organizado – el carro o la lancha te llevaran directamente. Y porque básicamente son hamacas y chinchorros no hay necesidad de preocuparse por una reserva. Una hamaca te valdrá 15.000 COP por noche, y un chinchorro 20.000 (son los precios más altos en temporada alta durante las vacaciones en Colombia). Por 5.000 más, diría que vale la pena el precio para un sueño más profundo. También hay un par de habitaciones privadas con instalaciones básicas por 30.000 COP por persona. Las hamacas están colgadas en varios espacios al aire libre, abiertos por los lados pero con un techo arriba: generalmente te van a poner en el mismo espacio con las demás personas con las llegaste ya que las hamacas están colgadas muy cercas entonces acostúmbrate rápidamente a sentirte cómodo con algunas personas.
Consejos para el viaje de La Guajira
- Trata de ir ligero de equipaje, pero que no te falte ropa comoda y fresca para el calor del día, vestido de baño por si te antojas de bañarte en las hermosas playas, ropa abrigada para el frio de la noche (es un desierto, recuérdalo), bloqueador solar, jabón, shampoo, pasta dental, toalla, algún tipo de linterna, cámara, gafas y un buen libro. No vayas con todo el equipaje porque no hay sitio en el 4X4 más que para un mochila.
- Si puedes, quédate dos noches como mínimo. Aparte de recorrer mejor el lugar y conocer sus cientos de maravillas, te vas a empapar mejor de la esencia de Punta Gallinas, te vas a relajar y pasar dos increíbles noches debajo del cielo estrellado.
- Lleva algún tipo de snacks para que puedas comer entre comidas y cuando te de fatiga, pues como ves, los trayectos no son nada cortos ni cómodos, además en Punta Gallinas no hay ningún otro lugar para comprar que el hospedaje.
- Lleva algún alimento sano para los niños wayuu, como galletas de leche pero nada de azúcar. Los conductores sabrán a quién dárselas.
- Lleva tu propia agua en una botella; si es grande mejor. De esta manera te vas ahorrar mucho dinero comprando botellas pequeñas por 2.500 pesos.
El pueblo Wayuu
En un post sobre La Guajira colombiana, no podría entenderse la Guajira sin una explicación de la comunidad Wayúu, un pueblo indígena de costumbres ancestrales, de pastores y mujeres trabajadoras que hace parte de ese encanto que enamora a los viajeros.
Hay que ser muy respetuoso a la hora de sacar algún registro fotográfico, ellos ni ningún pueblo indígena deben ser tratados como una atracción. Los indios son tímidos y a veces se molestan o tuercen la cara cuando quieres hacerles una foto, por lo que es conveniente pedir permiso antes.
Los indígenas wayuu de Colombia se dedican a la pesca, cría de chivos o tejidos artesanales, como las famosas mochilas wayuu.
La relación de los indios wayúu con el gobierno de Colombia y con el turismo es ambivalente. Por un lado, siempre han sido ignorados por los gobernantes, y los índices de corrupción son muy altos; ha habido enfrentamientos como el que actualmente tienen por la explotación de las minas de carbón de la Guajira. Por otro, los guajiros siempre han vivido en gran parte del contrabando con Venezuela, un negocio floreciente.
El desarrollo del ecoturismo en Guajira ha traído comodidades como la cobertura de teléfonos móviles, electricidad, ya sea por generadores o con tendido eléctrico, y programas de alfabetización que han permitido a muchos indios ir a la universidad de Riohacha, pero el equilibrio entre mantener su cultura ancestral y el desarrollo camina como siempre por la cuerda floja.
Recios, creativos, solidarios, hospitalarios, respetuosos de la palabra, los wayúu conservan celosamente sus profundas tradiciones culturales, su apego a la tierra, una lengua propia y comparten en sus ‘rancherías’ un mundo diferente al de los ‘arijunas’ (extranjeros).
La mujer wayúu se dedica al tejido de chinchorros o hamacas para dormir, las cuales pueden llevar grabado algún nombre ya sea de un clan o una familia wayúu a la que pertenezca.
Arte Wayuu
«Kanas» es la máxima expresión del tejido wuayúu, es un arte muy antiguo, probablemente originado en la alta Guajira. Consiste en un tejido de figuras geométricas estilizadas, representando elementos del medio natural que rodean la vida cotidiana del wuayúu. Entre más complejas las figuras, mayor valor adquiere la pieza. Se teje en telar de horqueta. Cada kanas tiene un nombre y significado.
El chinchorro y la hamaca son los tejidos más representativos de la cultura Wuayúu. Aunque el chinchorro y la hamaca tienen una misma función, a nivel de textiles tienen diferencias marcadas; el primero es elástico y de tejido suelto y el segundo es pesado y compacto, de un tejido paleteado. Las hamacas y chinchorros se elaboran manualmente; una vez terminado el cuerpo central, la cabuyera, el asa o agarradera, y el fleco se tejen por separado. La cabuyera va atada a la cabecera y el fleco es una franja larga y angosta que cuelga de los orillos laterales del cuerpo del chinchorro.
Existen varias clases de mochila Wayuu: Susuchon, que lleva el nombre colgado de la faja, una a cada lado del guayuco; Susu, la mochila de diario, de tamaño mediano, que el wayúu lleva a todos lados; Ainacajatu, una mochila grande donde la mujer lleva el chinchorro, ropa y lo necesario para los viajes; Kapatera, la mochila grande del hombre, una especie de tubo cilíndrico, con dos bocas y cordones de cierre que se utilizan también de colgaderas.
Kattowi, una mochila de malla muy resistente y de múltiples usos, para transportar ollas y múcuras llenas de agua.
Los hombres wayúu elaboran sombreros de hoja de palma, apropiados para las jornadas de intenso sol, mantas y guaireñas o alpargatas (el calzado hecho para resistir ingentes jornadas en la arena), entre otros.
El tejido para el pueblo wuayúu es más que una práctica cultural y herencia de sus ancestros, es una forma de concebir y expresar la vida tal como la sienten y la desean. Un arte pensado y gozado. La observación de sus innumerables tejidos les permite leer el espíritu que guía su acción y pensamiento.
Espero que os haya gustado esta entrada de La Guajira colombiana y el pueblo Wayuu, de mi viaje por Colombia.
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