Yazd, ciudad de adobe, torres del viento y Zaratustra

Buenas viajeros,

Lo que todo el mundo pensaba de Irán solía ser que era un país poblado de peligros y de amantes de las armas nucleares. Hoy en día es uno de los destinos con el crecimiento turístico más exponencial de todo el mundo. Hoy os hablo de la ciudad de Yazd en Irán, ciudad de adobe en el desierto, torres del viento y Zaratustra.

Introducción

Nuestro autocar llega hasta Yazd. Vamos en un bus de los denominados VIP, uno de esos maravillosos vehículos de transporte de pasajeros que recorren el país y que te llevan de una punta a otra con una facilidad y comodidad envidiables: Asientos enorme y hasta wifi.

La ciudad de Yazd es grande, tiene más de 400.000 habitantes, pero su centro histórico es pequeño y muy concentrado. Es importante dedicarle un par de días para recorrerlo tranquilamente y disfrutar de esa maravillosa ciudad de barro, Patrimonio de la Humanidad.

Yazd es la capital de la provincia llamada del mismo nombre, ubicada en el Irán central. Esta ciudad se remonta al siglo V y se encuentra en una llanura arenosa a unos 1.200 metros sobre el nivel del mar. Su clima es absolutamente desértico por lo que su abastecimiento de agua depende de una red de Qanats (túneles excavados para transportar agua que se distribuyen por toda la ciudad) que llegan desde una montaña cercana llamada Shir Kuh.

Yazd, fue ciudad de paso en las rutas comerciales entre Asia Central y la India y se encuentra dentro de la Ruta de la Seda. Fue visitada por Marco Polo en 1272 alojándose en uno de sus caravanserais. Él mismo la describió como ¨ciudad noble¨ y subrayó su producción de seda. En la actualidad, aún sigue siendo un importante centro de producción de estos tejidos.

La ciudad de Yazd, en Irán, es una ciudad oasis en el extremo occidental de los desiertos Dasht-e Kavir y Dasht-e Lut, con casas de adobe sobre las que asoman decenas de badgirs o torres de ventilación fruto de la adaptación al extremo clima desértico. Pero además encontramos que Yazd es el centro de una antiquísima religión, la Zoroastriana, originaria de Irán y de la que probablemente, igual que nosotros, no hayas oído hablar antes a pesar de que tiene más de 3500 años de antigüedad.

Para poder disfrutar con tranquilidad de la bonita ciudad de Yazd, hay que dedicarle al menos 2 días, uno para ver los alrededores (como Meybod que es otra ciudad de adobe) y dos para pasear por los callejones de la ciudad vieja de adobe…porque Yazd tiene un encanto especial.

Tejados de Yazd, la ciudad de adobe, al atardecer. Foto de Barbiegirltravelsarts

Callejear por la ciudad vieja de Yazd

Yazd es una ciudad construida con adobe. Es también la ciudad de los badgirs (torres del viento). Yazd es preciosa, sólo tienes que llegar y recorrer su impresionante casco histórico, te cautivará. .

Calles del viejo Yazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

En la parte antigua de Yazd, ubicada en los alrededores de la mezquita del viernes (o Mezquita Jameh), nos transportamos en el tiempo. Nos salen al paso las sabbats (calles del viejo Yazd), las casas son de adobe y de ellas sobresalen las torres de ventilación, badgirs (torres del viento), los coches escasean y pasear es una auténtica delicia.

Perderte por la parte antigua y recorrer cada callejón, es lo mejor de Yazd.

Si decides visitar Yazd, entra sin miedo en sus almacenes de alfombras, no te preocupes, nadie te engañará vendiéndote algo que no quieras, ni siquiera te molestarán con charlas interminables, todo lo contrario, te dejarán disfrutar del trabajo de los artesanos y podrás sentir en tus dedos el suave tacto de la seda.

Existe una Yazd que interiorizas a través del olfato, siguiendo la pista de viejas panaderías tradicionales donde, desde primera hora de la mañana encuentras maestros artesanos que con sus sabias manos preparan un rico manjar que se sigue elaborando con recetas milenarias. El olor a pan recién hecho se filtra a través de las calles del viejo Yazd y despierta los sentidos. Pero es en el bazar donde el olfato llega a su máxima expresión, olores a especias, a ricas verduras, a comida recién hecha.

Horno de pan en Yazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

En 1272 Marco Polo visitó Yazd, reflejando en sus crónicas la importancia de la ciudad como centro de confección de una tela realizada en oro y seda conocida como Yazdi. Este material era exportado a todo el mundo y la ciudad de Yazd era en esos momentos la última parada segura en la Ruta de la Seda antes de la incursión en el desierto.

Cuando caminas por las sabbats del viejo Yazd, encuentras lugares que se han detenido en el tiempo. Es como si Marco Polo o el mismísimo Alejandro el Magno fueran a salir de uno de los rincones. Aún subsiste algún taller artesanal de alfombras que evoca tiempos mejores de leyenda.

La terraza de la tetería Art House, en la parte antigua de Yazd, es la más alta y la que tiene una vista panorámica de 360 grados. Aunque puedes ir a cualquier hora, al atardecer es la mejor hora ya que la luz anaranjada ilumina y satura el color del adobe de las casas, resaltando su belleza.

Tejados de Yazd, la ciudad de adobe, al atardecer. Foto de Barbiegirltravelsarts

En Yazd hay multitud de cafeterías y de terrazas donde poder contemplar la ciudad desde lo alto. Lo bonito de esta ciudad es poder ver las bonitas Torres del Silencio en sintonía con los minaretes de las mezquitas.

Barbiegirl y Tejados de Yazd, la ciudad de adobe, al atardecer. Foto de Barbiegirltravelsarts

Torres del viento y silencio

Si hay una característica que identifica a Yazd, son sus captadores o torres del viento. Esta es una singular arquitectura que aprovecha la naturaleza para dar solución a conceptos humanos y religiosos. Los captadores de viento (Badgir en persa) son el antepasado más innovador y eficiente de nuestros actuales aires acondicionados. La parte más visible de esta preciosa ingeniería ancestral son las torres de viento, que hemos visto en otras ciudades como Kashan.

La finalidad de estas torres es la de “atrapar” el viento con ellas y hacerlo circular hasta el interior de casas, bazares, etc., refrigerando de manera natural los lugares más calurosos. Una especie de aire acondicionado ecológico, natural y sin emisiones a la atmósfera

La magnífica solución natural que refresca el hóstil y caluroso aire del desierto combina el adobe, (un material aislante procedente de la arena, el barro y el sol) con el agua y el viento. La mano del hombre y de la naturaleza se aunan en una de las soluciones arquitectónicas más bonitas del medio oriente.

Torres del viento del centro Yazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

Dichas torres de viento siguen teniendo aún una función vital dentro de los hogares, que es refrescarlos del sofocante calor. Pueden tener varias aperturas, desde una a ocho, por donde entra el viento y baja hacia el hogar para poder refrescarlo. Si te paras justo debajo de una de ellas, verás cómo entre una permanente brisa y realmente es un oasis para el extremo calor.

Aquí os dejo un artículo reciente acerca de las torres del viento en Yadz:

https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2019/09/03/5d6e7ddffdddff08228b45df.html

Detrás mío está una de las torres del viento del centro Yazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

Los badgirs no son exclusivos de Yazd sino que están presentes en toda esta árida zona de Irán. Si no los has visto bien en Kashan (donde también hay muchos y os hablaré en su momento), no puedes dejar la oportunidad de hacerlo en Yazd.

En las afueras de Yazd también se encuentran las Torres del silencio, denominadas en farsi «Dakhmed» que significa «cementerio».

Son unas torres de planta circulares construidas con barro y piedras levantadas sobre dos colinas contiguas, donde antiguamente hasta los años 60, cumpliendo con la tradición y según un ritual zoroastra, se dejaban los cadáveres para que los buitres se encargaran de sacar la carne del cuerpo -una ceremonia muy parecida al entierro celestial que practican los tibetanos-.

Más tarde, los huesos que quedaban se echaban a un pozo que había dentro y se cubrían de cal para evitar enfermedades infecciosas. Hoy en día ya no se utilizan, pero todavía se pueden ver estas construcciones medio destruidas testigo del pasado. A sus pies sobreviven también al paso del tiempos otros edificios de adobe. Algo más lejos está el cementerio moderno donde se entierran actualmente a los zoroastras.

Torres del silencio de Yazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

Las edificaciones abandonadas a los pies de las colinas forman una atmosfera misteriosa que te traslada a otros mundos. Lo hacían de esta manera porque en sus creencias los cuerpos sin vida no pueden estar en contacto con ninguno de los cuatro elementos que se consideraba que formaban en mundo en la antiguedad: aire, agua, tierra y fuego. Las Torres del Silencio se encuentran en la misma ciudad de Yazd y se llega con taxi.  El trayecto para ir a las Torres del Silencio, algo más lejos, nos costó 70.000 R  con espera incluida.

Mezquita Jameh 

Construida durante el siglo XV, la mezqita del viernes corona el cielo de Yazd, con un enorme portal con sus dos imponentes minaretes, y se puede divisar desde varios sitios de la ciudad. Es verdad que por fuera es más imponente que por dentro, pero vale la pena entrar para vivir la fe musulmana desde cerca. Esta antigua mezquita construida en el s. XII sigue hoy día en activo.

El precio de la entrada a la mezquita de día es de 80.000 riales.

Minaretes de la entrada a la mezquita Jameh o mezquita del viernes en Yazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

Al final de la calle de la mezquita Jameh, la mezquita aparece esbelta y espigada con sus dos enormes minaretes. Sus paredes cubiertas de cerámicas en tonos predominantemente azules dibujan motivos geométricos, pero además la mezquita posee unas bonitas y grandes puertas de madera.

Una vez en el interior de la mezquita del viernes , en un extremo del patio, hallamos el iwan del siglo XIV decorado con cerámicas de diversos tonos, predominando el color azul y formando figuras geométricas. Al fondo, en la sala de oración encontramos el mihrab que es distinto a todos los que habíamos visto hasta ahora en Irán, ya que tiene dos puertas posteriores que dan acceso a un pequeño pasillo, cuya función no se sabe bien cual era.

La cúpula es la máxima expresión del arte islámico. La belleza de estos elementos que van más allá de la pura arquitectura obligan a que constantemente eleves tu mirada al cielo.

Complejo Amir Chaqmaq

Lo verdaderamente interesante del complejo Amir Chaqmaq no es el bazar, ni la mezquita con su anodina cúpula que permanece escondida en uno de los lados de la plaza. Lo que atrae las miradas es el frontal del complejo, con sus dos esbeltos minaretes y tres plantas de puertas abovedadas en una distribución perfectamente simétrica.

Panorámica de la plaza Amir Chaqmaq, Yazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

Un fantástico lugar sobre todo al atardecer cuando la luz anaranjada se mezcla con los tonos verde y ocre de la fachada.

Como curiosidad, si atraviesas la puerta central de la fachada del complejo Amir Chaqmaq, no accederás a una mezquita sino al bazar y a restaurantes.

Panorámica de la plaza Amir Chaqmaq, Yazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

Plaza Amir Chaqmaq, Jazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

Esta impresionante estructura en Yazd forma parte de una de las visitas más chulas de la ciudad. Sus gigantescos minaretes, unos de los más altos de Irán, y su simétrica estructura son dignas de visitar.

Esta estructura se encuentra en la plaza que lleva también su nombre Chaqmaq Square y fue construida por Amir-Chaqmaq entre los años 1418 y 1438.

Durante la guerra de Irán-Iraq y las guerras Iraq Estados Unidos y Afganistán, muchos iraquíes y afganos habitaron este complejo.

Durante el día y más aún por la tarde se llena de gente, que aprovechando las temperaturas suaves se vienen aquí a pasear y hacerse fotos. Es un buen lugar para conocer gente local. En la plaza del complejo Amir Chakhmaq descubrimos una preciosa escultura que rinde homenaje a los aguadores de la ciudad. Junto a ellos el sonido del agua vuelve a relajar nuestra alma viajera. La escultura se proyecta en una fuente que da vida a toda la plaza.

De noche la plaza es maravillosa.

Cuenta en su centro con una increíble fachada de tres pisos repleta de maravillosos iwans simétricos que se iluminan y brillan en pasar el atardecer. Este es uno de los hosseiniehs más grandes del país (edificios usados para conmemorar y hacer ceremonias en honor al Iman fallecido Hossein) y data del siglo XV, a pesar que ha sido renovado en muchísimas ocasiones.  Alrededor de la plaza podrás encontrar algunas tiendas de dulces y heladerías muy famosas. Hay muchísimas heladerías en Irán (se cree que los helados se inventaron aquí por primera vez).

Atashkadah: el templo zoroastra de la llama eterna

Si bien es un templo muy sencillo el Templo del fuego, este el centro del zoroastrismo iraní con lo que la importancia del mismo es enorme.

Construido el templo durante el siglo XV, corona el cielo de Yazd, con un enorme portal con sus dos imponentes minaretes, y se puede divisar desde varios sitios de la ciudad. Es verdad que por fuera es más imponente que por dentro, pero vale la pena ingresar para vivir la fe musulmana desde cerca. La entrada cuesta 5.000 tomanes (1,40 euros).

Atashkadah, el tempo zoroastra de Yazd. Foto de Barbiegirltravelsarts

Irán tiene fuertes vínculos con una de las creencias más antiguas pero también más desconocidas: el zoroastrismo.

El zoroastrismo, es una antigua religión monoteísta que data de hace unos 3500 años y fue la principal religión del país antes de la ocupación islámica. Hoy en día aún existen muchos afines a esta religión repartidos por todo el país. La ciudad de Yazd es el centro del zoroastrismo en Irán y alberga algunos de los lugares de más interés religioso e histórico.

¿Te suena la palabra Zaratustra? Puede ser que el título del libro te sea familiar.  «Así habló Zaratustra» se titula la obra maestra de Nietzsche y también el poema sinfónico de Richard Strauss y que se hizo famosa por el gran público cuando Stanley Kubrick la incorporó a la banda sonora de la película «2001: una odisea del espacio». Efectivamente el zoroastrismo y Zaratustra tienen relación, y es que Zaratustra (o Zoroastra) fue el profeta y fundador de esta religión.

El Teshkadeh o templo zoroastriano es un templo moderno, construido en 1934, con una llama sagrada que siempre está encendida. O al menos eso nos dijeron;  que posee una llama eterna que se encuentra prendida desde el año 470, y que fue transportada aquí en 1940. El zoroastrismo es una religión nacida en Irán basada en las enseñanzas del profeta Zoroastro o Zaratrusta, quién reconoce a un único Dios llamado Ahura Mazda y que veneran el fuego eterno como símbolo divino. Dice la leyenda que este profeta pidió a sus seguidores que rezaran en dirección a la luz, y como que la única luz que controlaban antiguamente era el fuego, se crearon «templos del fuego» para mantener la llama quemando eternamente.  

El Zoroastrismo (o mazdaismo) fue la religión de los antiguos persas hasta que llegó el Islam con la conquista árabe. A pesar de que su origen exacto se desconoce, la teoría más creíble es que se inició entre los años 1000 – 1500 aC, cerca del actual Lago Urimiyeh o más al norte, en Asia Central. La prueba de que esta religión existe desde tiempos muy lejanos es la denominada Avesta, una recopilación de poemas considerados las escrituras sagradas de este dogma, de la misma importancia que la Biblia lo es para los cristianos, el Corán para los musulmanes y la Tora para los judíos.

Figura del frontal del templo zoroastra en Yazd. Simbolismo zoroastro. Foto de Barbiegirltravelsarts

Su principal doctrina es la elección entre el bien y el mal y sus preceptos radican en la igualdad, el cuidado de la naturaleza, la caridad y la condena al sacrificio de todas las formas vivientes. El  reformador iraní Zoroastro (Zarathustra), reconoce  como divinidad a Ahura Mazda, considerado por Zoroastro como el único creador increado de todo.

Algunos creen que las enseñanzas de Zoroastro llegaron a dejar su huella en el judaísmo. Estas se advierten en la angelología, la creencia en un estado futuro de premios y castigos, la inmortalidad del alma y el juicio final. Todo ello forma parte fundamental del esquema zoroastriano. Adicionalmente, la figura de Satanás, originalmente sirviente de Dios, asignado a Él como su fiscal, vino a asemejarse a la de Ahriman, el enemigo de Ahura Mazda (Dios), cada vez más. También, la figura del Mesías, que inicialmente era un Rey futuro de Israel que salvaría a su pueblo de la opresión, evolucionó, en Isaías, por ejemplo, en un Salvador universal muy similar al Saoshyant persa (iraní). Otros puntos de comparación entre Persia (Irán) e Israel incluyen la doctrina de los milenios, el Último Juicio, el libro celestial en el que se inscriben las acciones humanas, la Resurrección, la transformación final de la tierra, el Paraíso en la tierra o en el Cielo, el Infierno, etc.

Actualmente el zoroastrismo tiene unos tres millones de seguidores, separados en dos ramas, la iraní y la parsi. Estos últimos trajeron y mantienen la creencia a la lejana India, son también los más numerosos. Por sus orígenes, los principales lugares sagrados se sitúan en Irán, y en concreto en la ciudad de Yazd y sus cercanías es donde se puede encontrar una mayor concentración.

La visita al templo zoroastro de Yadz, a pesar de que no sea espectacular, es imprescindible para entender mejor la cultura de la antigua Persia y conocer aquello que se ha mantenido vivo de ésta hasta nuestros días.

El trayecto desde la ciudad antigua al Templo del Fuego cuesta unos 30.000 Riales  y la entrada al templo vale 100.000 Riales

El Ateshkadeh, o más conocido como el Templo de Fuego, es el sitio de interés religioso e histórico más importante de Yazd para los Zoroastrianos, debido a que en el centro de este edificio se encuentra ubicada la llama de fuego que supuestamente ha estado ardiendo desde el siglo V a.c.. Foto de Barbiegirltravelsarts

Dónde alojarse

Muy cerca de Yazd (alrededor de 25 km de distancia) debes parar en este hotel tan singular. Es el Zeinodin Caravanserai.

Zeinodin -o también Zein-o-Din- es un antiguo caravasar del siglo XVII levantado en el camino entre Yazd y Kerman, una vieja ruta que se internaba en territorio baluchi.

Caravasar Zeinodin, Yazd.

Un caravasar  es un antiguo tipo de edificación surgido a lo largo de los principales caminos donde las caravanas que hacían largos viajes de muchas jornadas —de comercio, peregrinaje o militares— , podían pernoctar, descansar y reponerse los viajeros y animales.

Eran verdaderos antecedentes de los modernos hoteles y hostales de carretera. En Oriente medio a menudo se les llama por su nombre persa khan (خان).

Paso casi obligado hacia oriente, Irán posee numerosos caravanserais, en ruinas casi todos los que no están en las ciudades o en sus inmediaciones. Pero este tuvo un destino distinto. Bajo la iniciativa de algunos iraníes y de amigos de los más diversos lugares, se pidió permiso para rehabilitar el edificio histórico y dejarlo de la manera más parecida posible a como era cuando se construyó. Y también para dotarlo de instalaciones modernas, aunque mínimas, para hacerlo habitable y asegurar un servicio adecuado como hotel.

El edificio de ladrillo con bóvedas y lucernarios es espectacular. Se encargan de atender a los viajeros tres familias baluchis que preparan y sirven desayunos y cenas.No es un hotel para quien busque todas las comodidades. Es el hotel para quien quiera pasar un par de noches en un ambiente lo más parecido al del Irán del siglo XVII cuando los caminos eran largos, el viaje austero y el albergue el lugar para un descanso reparador y tranquilo bajo el cielo estrellado del desierto.

Habitaciones sepradas por cortinas en el Caravanserai Zeinodin.

En medio del desierto, la atmósfera amable que crean quienes atienden el hotel consigue el calor que puede faltar a esas instalaciones básicas, aunque necesarias para conservar el espíritu de la antigua posada. La habitaciones son las mismas que hubo tiempo atrás, separadas por cortinajes, las ventanas los mismos lucernarios en las bóvedas que dieron luz a quienes se hospedaron en ellas durante siglos, las camas son, en realidad, colchones sobre el mismo suelo -todo alfombrado- para no desvirtuar una experiencia que se quiere auténtica. Como cuartos de baño se han dispuesto dos salas de aguas -de una limpieza extrema-, una para hombres y otra para mujeres, que comparten los huéspedes del hotel.

A continuación podéis ver alguna foto de este lugar tan especial:

Seguiré pronto hablando de mi viaje por Irán.

Espero que hayáis disfutado leyendo esta entrada.  Os recuerdo que desde aquí podéis entrar a ver otros posts del viaje

Hasta pronto.

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